• El modelo empresarial de Economía Social fomenta la igualdad entre hombre y mujer, con un 48% de contratos a mujeres en sus empresas y una presencia del 58,1% de mujeres en puestos directivos.
• El tejido empresarial de la Economía Social brinda oportunidades laborales a mujeres con especiales dificultades de empleabilidad, con discapacidad y de otros colectivos en riesgo de exclusión, así como a las mujeres que trabajan en el ámbito rural, en especial en el sector agroalimentario y en las cofradías de pescadores.
Madrid, 08 de marzo de 2021.- La Confederación Empresarial Española de la Economía Social (CEPES) se adhiere a la conmemoración del Día Internacional de la Mujer 2021 de la ONU, y pone de manifiesto su fuerte compromiso con el fomento de la igualdad y de los derechos de las mujeres, así como su rechazo ante cualquier situación de violencia o discriminación.
Bajo el lema “Mujeres líderes: por un futuro igualitario en el mundo de la Covid-19 con vistas al Foro Generación Igualdad”, este año la organización internacional quiere celebrar los enormes esfuerzos realizados por mujeres y niñas de todo el mundo a la hora de definir un futuro más igualitario y la recuperación ante la pandemia de la Covid-19, y resalta las deficiencias que persisten.
En este sentido, CEPES pone en valor el importante papel que tiene la Economía Social como fórmula empresarial para fomentar la igualdad entre hombre y mujer y ejemplo de que la paridad en el trabajo puede ser real.
De hecho, la Confederación aporta datos del estudio sobre ‘el impacto socioeconómico de los valores y principios de la Economía Social en España’, el cual compara el comportamiento de las empresas de la Economía Social respecto a otros modelos empresariales existentes.
El estudio señala que un 48% de los contratos que se realizan en las empresas de Economía Social son de mujeres. Además, la presencia de mujeres en puestos directivos es del 58,1%.
Asimismo, tal y como apunta el informe, el modelo empresarial de la Economía Social también fomenta la reducción de la brecha salarial de género, ya que esta es “notablemente” inferior a las que existen en otros modelos. Así, en la Economía Social, las mujeres que trabajan a jornada completa cobran, de media, un 6% menos que los hombres mientras que en otros modelos empresariales este porcentaje es del 20%. Ante este hecho, CEPES asegura que seguirá trabajando para que no exista dicha brecha salarial.
“No podemos olvidar que, además de hacer realidad la paridad y la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, el comportamiento de las empresas y entidades de la Economía Social se traduce en un crecimiento económico más inclusivo y en la reducción de las desigualdades, lo que afecta a la configuración de sus plantillas y a las condiciones de trabajo”, señala la directora de CEPES, Carmen Comos.
Guadalupe Martín, presidenta de FAEDEI y consejera de CEPES, señala “que el tejido empresarial de la Economía Social brinda importantes oportunidades laborales a mujeres con especiales dificultades de empleabilidad, a mujeres en riesgo y/o situación de exclusión social y a mujeres con discapacidad. Para ello, es fundamental el papel que juegan las Empresas de Inserción y los Centros Especiales de Empleo, sobre todo en el ámbito rural. Nuestras organizaciones buscan una sociedad más justa y equitativa y cuentan con actuaciones específicas dirigidas a eliminar las desigualdades”.
Patro Contreras, presidenta de COVIRAN y consejera de CEPES, incide “en el hecho de que la igualdad de género es consustancial al cooperativismo, ya que este modelo de empresa ha supuesto una vía muy importante de acceso al mercado laboral de un gran número de mujeres, muchas de ellas empresarias. Las cooperativas han significado la vía para el acceso al mundo laboral de un gran número de mujeres, que, además, a través de este modelo se han convertido en empresarias”.
Además, desde la Confederación se apuesta firmemente por la igualdad como un valor prioritario dentro de sus planes de cooperación al desarrollo. Así, en países en vías de desarrollo de Latinoamérica, Marruecos o Mauritania han fomentado la constitución de cooperativas de trabajo exclusivamente femeninas, lo cual beneficia tanto a las mujeres que trabajan en ellas como a las regiones en las que actúan, al generar riqueza y tejido empresarial en ellas.